viernes, 16 de julio de 2010

des- y vencejo

tengo cerca el plato, mi boca suena en la cuchara
ya vengo, salgo a comer
me siento pegado al sol descalzo con apoyo dorsal en la cabeza
la calle tose, los tallos andan con el viento, disolutos
acá adentro algo arde y digamos que no es el clima
pongamos los ojos en el plato que simplemente yace
y en la cuchara que sin humildad voy sacando del bolsillo
a perpetrarme los dientes en un masticar escandalosamente deshumano
la calle, decía, cojea, los árboles no son otra cosa más
el hambre es un nudo vehicular en la esquina de Papineau y Mont-Royal
pero no estoy cerca de ahí, estoy con el andar sostenido tras la mampara
una vereda salta, miro una hormiga detenerse y bueno
gentes buscando terrazas para aclimatar sus bazos y sus estómagos
estoy no tan lejos de compartir sus platos o de partirlos si se quiere
suena todo a mundo, sabe todo a tierra
las escaleras bajan y me miran como anteojos de señora urbana
luzco los codos sobre las rodillas y mi organismo sentado fuera de lo cercano
trago un poco de violencia líquida en tiempos que ya sé la pobreza me anega
y los servicios higiénicos andan muy solicitados
suena todo a tiempo desbalanceado, sabe mucho a huesos con nervios por terminar
por eso amontono algo de intención frente al zócalo subcontinental
y topo las hormigas que suben y cambian de mundo
mi plato está vacío
sólo espero los párpados de la noche
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