lunes, 12 de julio de 2010

he visto a eielson en mi biblioteca y ví que le faltaba un brazo, aunque algo de pulmones lo seguían sosteniendo

aló, alan, cómo está pedro?

he visto la agonía pasar por tus ojos
cabizbaja con sus huesos dispares
por el pasillo pidiendo un raro permiso
la he visto, prolija, ulular rastros al borde de la camilla
refregar sus facultades irse desnuda
y buscar la muerte en la primera puerta
sigilosa 
de frente a la nuca que sostenías


/pedro/
esta línea es tuya
/alan/
que diste tus ojos y un poco de tu sangre
al vuelo con tu miedo derramado
sobre una extención deshilachada de tus piernas
a la hora de jugarte la amistad más parental del mundo
diste tu nombre mal pronunciado a la doctora o doctor (eso no ví)
salpicado de sangre y sombra nublada
corriste sobre algo de tus piernas
viéndole el corazón írsele de a trancos
lo he visto
mirándote esa extraña prisa de intentar dejarte en él
ese acomodelugar de no abandonarle ni las manos trituradas
de no mirarlo y mirarlo para seguir parando de llover, tras la puerta


qué huevada ésta, escribir sobre ésta
cuando la línea te pesa más que sus palabras
y los significados son deshojamientos de tu halma troncal
yaces igual
chorreas parecido
y un flujo de su agonía va recorriéndote la vereda dorsal
vuelves a tu rostro que tiene sola una opción
almuerzas agrietado
te enshorseas te empoleas el peso cotidiano
caminas como las huevas en tus dedos
entras en tu hijo
sales por su madre echando llave a la puerta
y te haces ventana entreabierta al acecho de aire celeste, digamos
intentas cortinear parte del mundo con todo y heridas
desconfías de
viendo una luz cliñoteando a lo lejos
una luz enciudada distánticamente
y cama que te mide las sobras!
enfeado de esperanza o fé
hermano

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